Sunday, July 24, 2005

Chalamov, escritos de la Kolyma

Después de la obra de Alejandro Solzhenitsin, los escritos de Varlam Chalamov son el testimonio más reciente del Gulag durante la dictadura de Stalin. Publicados finalmente íntegros contienen un valor sin duda literario, y son el resultado de una larga temporada en el infierno.

Por Patricia de Souza


¿Cómo escapar al infierno cuando no existe la salida o cuando no hay regresiôn? Los círculos existen como en La divina comedia de Dante, sólo que aquí hay únicamente el infierno y, como en Eterno retorno, de Nietszche, este cautiverio en el infierno se repite. He ahí la impresión que se tiene cuando se lee el texto de Varlam Chalamov, Los relatos de la Kolyma, testimonio de catorce años de Gulag, publicado por primera vez de manera íntegra en una nueva edición, y según los deseos de su autor, en la editorial francesa Verdier.
Chalamov es también autor de varios libros de poemas, Encendedor, publicado en 1961 y Camino y destino, en 1967. La lección que obtenemos es dura y al mismo tiempo valiosa: ¿cómo se puede hablar desde el dolor? La experiencia del la escritura parece la única forma posible de salir de ese mundo deshumanizante y terrible que han sido los campos de concentración, o quizás la única manera de recuperar un poco de humanidad cuando se siente que no se es más que un deshecho humano: Día y noche no había sino una bruma blanca tan espesa que era imposible distinguir a un hombre a dos pasos, escribe Chalamov en sus relatos, concebidos durante los años de reclusión para trabajos forzados y que empiezan cuando es sólo un adolescente condenado a tres años de trabajos forzados por haber difundido el testamento de Lénin, uno de los enemigos más importantes de Stalin.
Hijo de un cura ortodoxo, su vocación contestaria lo hacen ser insobornable con el régimen absoluto de Lenín, sus catorce años de reclusión en la Kolyma, en Siberia, se deben a una segunda purga en el año 1937, cuando Chalamov trabaja como periodista en un diario de Moscú. Junto con los testimonios de Solzhenitsin, Evgenia Guinzbourg, Primo Levi o Ehrenbourg, Los relatos de la Kolyma constituyen uno de los testimonios más descarnados de los campos de concetración. Si a través de los Samizdat (forma impresa, clandestina, existinte hasta los años previos a Gorbachev) habíamos podido conocer algunos testimonios imnportantes y El cielo de Kolyma de Eugenia Guinzbourg, fue uno de ellos, con Chalamov tenemos el trabajo escrito de alguien que es capaz de crear poesía en medio del horror y el miedo. Esta experiencia será siempre inédita. Ni el frío, ni el cansancio, después de cavar en la roca, con un frío insoportable, pueden hacer nada en contra de la capacidad de este escritor por transformar esa experiencia atroz en un objeto estético: No se mostraba el termómetro a los trabajadores, era demás completamente inútil: había que salir con cualquier temperatura. Los más viejos se pasaban el termómetro, si hay neblina, hace cuarenta grados bajo cero, si respiramos sin mayor dificultad, pero si el aire se exhala acompañado de ruido, quiere decir que hace menos de cuarenta y cinco; y si la respiración es ruidosa y está acompañada de de una agitación visible, hace menos cincuenta.
Después de la muerte de Stalin, en 1956, aunque siempre bajo vigilancia del gobierno soviético, Chalamov regresa a Moscú y logra publicar algunos poemas. En 1987 morirá recluido en un hospital psquiátrico, interno contra su voluntad, tal vez algunas horas dedicadas al trabajo de escritura, luego de lo cual, como escribe en los Relatos de la Kolyma, no se desea sino calentarse un poco para acostarse simplemente y sobre esas piedras heladas y morir.

Otras obras del autor:
Correspondencia con Alejandro Solzhenitsin y Nadja Mandelstan, Los años Veinte, Ensayos sobre el miedo y el crimen.


Artículo publicado en el diario La razón, España.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home